Y la mujer dice:
- ¡ Necesito
un hombre (o pareja) que me cuide y me haga feliz !
Y el hombre dice:
- ¡ Necesito una mujer (o pareja) que me de cariño
pero que no me agobie !
Y yo digo:
- ¿Realmente existe una persona tan poderosa que
tenga la capacidad de hacer feliz a su pareja?
- ¿Realmente existe una persona tan poderosa que
tenga la capacidad de dar cariño sin pedir nada a cambio a su pareja?
Y me pregunto, ¿ qué estamos
buscando realmente? ¿Existe?
Las únicas personas que podían haberse
acercado a cumplir esas demandas, ¿no serán la madre y el padre idealizados por
aquel niño inocente?. Pero ese niño ya creció lamentándose de lo que no recibió. ¿Y no
será que todavía lo seguimos buscando?
Y si no lo encontramos en nuestra
pareja, nos frustramos y nos enfadamos, peleamos para cambiarla, o nos
resignamos peleándonos con nosotros mismos… y nos quedamos enganchados a ella
con la esperanza de que cambie y nos de lo que necesitamos…o bien nos separamos
con la esperanza de que otra pareja nos dé lo anhelado.
Todo un camino de falsas
expectativas muy alejado de la felicidad deseada.
Entonces es cuando buscando y
buscando, me doy cuenta de que solamente nosotros mismos tenemos la capacidad
de cuidarnos y de hacernos felices. De integrar a nuestro padre y a nuestra madre
que en su día idealizamos. Así podemos tomar con agradecimiento, todo aquello
que nos dieron y que no nos dieron para invertirlo en nuestro propio crecimiento
y evolución hacia la libertad de elegir aquella pareja con la que simplemente podamos
compartir nuestra vida, en sus momentos más y menos felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario