Me he quedado
sorprendida de la profundidad de significado que tiene para mi esta historia
reflejada en la película Maléfica de Disney.
Como desde la
inocencia abrimos nuestro corazón al amor incondicional y a la confianza plena.
Como sin darnos cuenta caemos en las fantasías, en la confluencia y en la
dependencia donde dejamos de ser nosotros mismos para estar totalmente al
servicio del otro y asegurarnos su amor.
Ahí es donde nos
confundimos pues dejamos de vernos y de respetarnos con la fantasía de que el
otro haga lo mismo. Nos quedamos enganchados, apegados a una esperanza que nos
quita la libertad de vivir y de volar.
Al darnos cuenta de
la realidad y sentirnos traicionados, cerramos nuestro corazón para protegernos
del dolor, aprendemos a distanciarnos emocionalmente del mundo. Nos mantenemos en un estado de
alerta, a la defensiva o de lucha, ya sea hacia los demás o hacia nosotros
mismos.
Afortunados los que
en el transcurso de nuestra vida podemos volver a conectar con la inocencia que
vuelve a dar luz a nuestros corazones. A
través del amor puro de un niño que nos permita darnos cuenta de cuan cerrados
estamos y de nuestra gran capacidad de amar.
Volvemos a tener
una oportunidad de abrirnos al mundo sin miedo, de soltar nuestra armadura,
sabiendo que se puede amar al otro sin perder el amor por uno mismo.
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